22 Jan
2018
El mejor presente para una obra inoxidable
Por Eduardo Slusarczuk (Diario Clarín)
“La banda local recreó de manera notable el álbum grabado por Genesis cuatro décadas atrás, ante una sala que respondió con repetidas ovaciones.
Asunto complejo el de las bandas o solistas “tributo” o de las que recrean la obra de algún creador de la música “popular”. ¿Acaso alguien vio que a alguna sinfónica respetable se le adjudique el título de “orquesta tributo a Beethoven”, cuando le toca interpretar un programa dedicado al compositor alemán? ¿O alguno escuchó hablar del “pianista tributo” a Thelonious Monk alguna vez? Sin embargo…
Habrá también quienes pongan en cuestión, en un nivel más profundo de “análisis”, la necesidad de que aquellas propuestas dedicadas a recrear la obra de determinada banda o solista vayan más allá de lo sonoro y monten una puesta en escena similar a la que enmarcaba la interpretación “original” de aquellas músicas. Un plano, sí, en el que en ocasiones la fidelidad de la interpretación (actuación) se torna imitación, y el ridículo deja de ser sólo un riesgo. En todo caso, dependerá del buen gusto y la calidad de los intérpretes evitarlo. Nada muy distinto al cuidado que deben guardar los “originales”, en tantas ocasiones caricaturas de sí mismos.
Al fin de cuentas, de lo que se trata, es de mantener viva músicas cuyos autores ya dejaron de ejecutarlas. Y lo cierto es que, finalmente, todo se resuelve por el lado de qué tan logrado sea el producto que uno pone sobre un escenario. En ese punto, lo que Genetics hizo en viernes con el álbum de Genesis Seconds Out, mereció cada uno de los generosos aplausos y la prolongada ovación que con la sala de pie, recibió de parte de un teatro Coliseo en el que no quedó una sola butaca vacía.
De un tiempo a esta parte, la banda argentina creada en 2011 por Daniel Rawsi, Ignacio Rodríguez Genta y Horacio Pozzo, los tres ex Rael, eligió recrear, en parte con la justificación de la efemérides de su creación, obras integrales del grupo británico. Primero fue Foxtrot en 2012, luego en 2013 fue Selling England by the Pound; The Lamb Líes Down On Broadway en 2014; y ahora le tocó el turno al doble en vivo que Genesis grabó en vivo durante sus actuaciones en París en junio de 1976 y 1977.
Y si bien es verdad que en la recreación que propone Genetics, la fidelidad a la puesta y sonido originales es uno de los valores centrales, también lo es que sus integrantes se toman la libertad necesaria para llevar la propuesta al mejor puerto. Y en ese sentido, más que a un calco, el resultado refiere a una reproducción que admite algunos cambios y aportes personales que le inyectan vitalidad al material.
En ese plan, los cambios en el orden de los temas, más allá de haber mantenido Squonk como punto de partida y el tándem Dance on the Volcano/Los Endos para un falso final coronado con The Lamb Líes Down in Broadway y The Musical Box como bises, dinamizaron el tramo inicial de un modo que difícilmente hubiera ocurrido de haber sido respetado la secuencia del álbum. La temprana aparición de Firth of Fifth, I Know What I Like, con la batería de Rawsi en diálogo con la de Javier Malosetti, uno de los invitados para la ocasión, y de The Cinema Show, elevó la temperatura del auditorio y sirvió para que Tomás Price -el reemplazante de Rodríguez Genta, fallecido de manera trágica dos años atrás- liberara su voz de las tensiones iniciales para crecer en intensidad navegar a través de los matices que imponía un repertorio que trascendió el corset del álbum original.
La inclusión de Eleventh Earl of Mar, Inside & Out y el par Unquiet Slumber for the Sleepers/In That Quiet Earth, todos de Wind & Wuthering -disco contemporáneo a la grabación de Seconds Out– en una continuidad que se completó con Afterglow, del mismo trabajo, lejos de interferir enriqueció la propuesta.
Una impecable interpretación de la Supper’s Ready -la flauta de Price obligó a retroceder por unos segundos un par de años en la evocación, y el preciso sostén rítmico de Rawsi en la primera batería y Claudio Lafalce en el bajo y guitarras a sacarse el sombrero como reverencia- ofició como puerta de ingreso en un tramo final de alto vuelo. “Todavía falta el postre”, anunció Lafalce, con su guitarra y bajo double neck al mejor estilo Mike Rutherford colgada, antes del comienzo de Dance on a Volcano con el clásico dueto/duelo de baterías Chester Thompson – Phil Collins incluído, en el que Malosetti ocupó por enésima vez su lugar para sumar contrapuntos y complementos a la performance de Rawsi, mientras unos metros por delante, otro ex ladero de Luis Alberto Spinetta, Claudio Cardone, sumaba una vez más sus teclas a las de Horacio Pozzo.
Y enseguida, Los Endos, como primer final, con la guitarra hackettiana de Leo Fernández poniéndole pirotecnia al cierre, más la yapa de The Lamb… y The Musical Box terminaron de coronar un concierto a la altura de la exigencia planteada por la ambiciosa búsqueda de la banda inglesa por aquellos lejanos ’70. A esta altura, música clásica que, afortunadamente, Genetics mantiene tan viva como entonces.”
Por Eduardo Slusarczuk
